Mi madre los hace y le quedan genial, pero en mi caso creo que tengo muchas oportunidades de mejora. El problema es que la crema pastelera me ha quedado casi líquida. Tiene que tener una consistencia muy espesa, y para ello es preciso que el huevo cuaje. Seguiremos explorando.

• 1/2 litro de leche
• vainilla o ralladura de limón
• 6 huevos
• 250 gr. de azúcar
• 50 gr. de maicena (harina de maiz)
• sal

Vertemos la leche con la vainilla (o ralladura de limón) en una cazuela y se pone a hervir.

Batimos las yemas de huevo y le añadimos los 250 gramos de azúcar. Se bate con el accesorio batidor.

Cuando se haya formado una crema espumosa, se añade la harina, mezclando con el batidor para que no se formen grumos.

Se condimenta con una pizca de sal.

Se bate la mezcla 10 minutos y luego se añade la leche.

Luego lo ponemos todo en una cacerola a fuego lento y lo removemos con una cuchara de madera.

La mezcla irá tomando consistencia mientras la calentamos, hasta que llega un punto que se hace muy espesa, casi cuando llega a ebullición. En ese punto la retiramos y la dejamos enfriar.

• 150 gr. de harina
• 150 gr. de mantequilla
• 4 huevos
• 1/4 litro de agua
• sal
• aceite
• 3 cucharadas de anís
• 2 cucharadas de azúcar
• media papeleta de royal

Ponemos el agua y el anís y la mantequilla en una cacerola al fuego.

Se añade la harina y la levadura y se remueve bien para que no se hagan grumos.

No hace falta tamizar la harina.

Cuando esté ligado, separar del fuego y luego ir incorporando los huevos uno a uno, mezclando bien la masa.

Vamos separando cucharadas de la masa y las vamos friendo en la sartén, con abundante aceite.

Reservar para añadir luego la crema.